lunes, 11 de octubre de 2010

WALLANDER *****

Hoy quiero hablar sobre uno de los más grandes aciertos de CONACULTA Canal 22, al traer la serie de la BBC, ganadora del BAFTA a mejor miniserie: WALLANDER. ¿De qué va esta serie? Es un detective que resuelve casos de homicidio, mientras su hija trata de darle vida a su padre. La trama, en apariencia, pronostica ser muy sencilla y los homicidios parecen estar no muy lejos a los de Juan José Campanella en Law & Order , CSI ó cualquier serie comercial; sin embargo atrás de esta miniserie hay una base literaria y no es más que la serie de 11 novelas de Henning Mankell.

Las novelas de Henning Mankell son reconocidas -al igual que otras novelas escritas muy al norte de Europa, donde el paisaje se vuelve gris y desolador- por describir de manera muy sutil y delicada los problemas de la sociedad nórdica y británica. La soledad, la corrupción, el envejecimiento de población -principalmente, que está presente en los tres casos con un pederasta, una adolescente que asesina a un taxista y la desaparición de tres adolescentes- y la violencia son representados en esta serie de forma natural y fluida, adaptando con honores la trama original.

Kenneth Branagh (uno de los grandes intérpretes de la obra de Shakespeare -para la pantalla comercial participó en Much Ado About Nothing al lado de la no menos grande Emma Thomson) interpreta a un desalineado detective que “detiene a los malos”; sin embargo Wallander (Branagh), no es convencional y hasta posee algo de bohemio, ya que su vida intima -reproches al padre, no tener vida sexual y una hija que insiste en que deje su adicción al trabajo-, se entrelaza con los homicidios y desapariciones de una forma inesperadamente personal, que cambia radicalmente su vida.

Además de que la fotografía es impactante, ya que el intenso azul -el vestuario del protagonista es siempre de este color y su diseño de arte nos remonta al periodo azul de Pablo Picasso - y los contrastes en amarillo -cultivo donde una mujer se prende en llamas frente a Wallander, dando inicio a la serie- estremecen al público y orillan a entregarse por completo a la serie que se encuentra repleta de detalles que esperan a ser descubiertos.

Kurt Wallander es un especie de nuevo Cid Campeador, que solo perderá su honor con la vejez y el cansancio que lo aqueja. El tercer y último episodio es el que más nos acerca a nuestro protagonista, ya que la muerte de Kalle, nos muestra el lado más sensible de Wallander, quien busca la expiación al tiempo perdido y que se le escapa con cautela. La posible muerte de su hija lo hará reflexionar sobre lo que verdaderamente es vivir. Además en este episodio, se aborda la muerte, mediante el sueño, e una manera sutil y poética, en una excelente escena donde Kurt se desploma en el piso de un hospital.

WALLANDER es tal vez de lo que la industria creadora de series esta carente, muy a prop ósito de la muerte de muchas series como Lost o Heroes, que marcaron un auge y que fueron condenadas al cadalso, al igual que otras que tienen el mismo camino -aunque duela Dr House, Greys Anatomy y Desesperate Housewifes-, cuyos argumentos ya no soportan el transcurso del tiempo, que ve cumplir ciclos que se repiten una y otra vez. La miniserie, tal vez sea la puerta que deben abrir las televisoras del mundo entero, para competir con las norteamericanas y tocar temáticas no habladas o desconocidas.

La miniserie es misteriosa, provocativa y extraña -nos aleja de la basura mediática norteamericana-, de ahí proviene la atracción que causa en el espectador, que se sorprende inevitablemente (a pesar de tener el placer de haber hojeado la novela) ante la inexplicable condición humana de sus personajes. WALLANDER es cruda e impredecible, digna de ser recordada por mucho tiempo…

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